sábado, 19 de noviembre de 2011

El Horóscopo y sus predicciones

Libra: Gastos inesperados lastrarán tu cuenta corriente. Debes liberarte de ellos para sanear tu economía.

Según los astrólogos, al haber nacido el 6 de octubre, mi signo del Zodiaco es libra. Y esto es lo que aparecía el otro día en el horóscopo de un periódico. No es gran cosa, y dado los tiempos que corren, no tiene ningún mérito, pues dicha aseveración podría afirmarse sobre el 90% de la población.

Es sorprendente lo calada que está la astrología en la sociedad. Todos conocemos el signo al que pertenecemos, a pesar de que muy poca gente admite creer en ella y casi nadie conoce su origen. Pero todos, absolutamente todos, un día u otro, hemos leído el horóscopo.
Por curiosidad más que nada.
Y precisamente ésa es la razón del calado de la astrología: la curiosidad innata en el ser humano. Queremos conocer, queremos saber.
Aun así, es increíble que haya perdurado hasta nuestros días sin haber conseguido probar ninguna de las bases sobre las que se asienta. Por eso, la astrología no es una verdadera ciencia, sino una pseudociencia, es decir, una creencia que no se basa en el método científico.

Hace varios miles de años, el ser humano, muy curioso él, miró al cielo y contempló las estrellas.
Pronto se dio cuenta de que los astros influían en su vida: afectaban a las mareas, marcaban el tiempo de las estaciones, de la recolección de las cosechas y los guiaban en sus viajes. Entonces comenzaron a hacer predicciones. Al principio eran muy genéricas, tales como guerras o el futuro de las cosechas. Pero poco a poco se hicieron cada vez más específicas, llegando hasta la aparición de las primeras predicciones sobre la vida de un individuo concreto. Fue el inicio de la astrología.
La astrología basa sus predicciones en la posición de los astros en el momento del nacimiento de cada individuo. En función de qué constelación esté atravesando el Sol en ese instante, se asigna un determinado signo del Zodiaco.
¿Qué significa esto exactamente?

Una constelación es una agrupación de estrellas. Cuando miramos al cielo, los puntos de luz que vemos en una noche clara son estrellas muy lejanas, a una distancia que incluso se escapa de la comprensión humana. Dicha distancia es tan abismal que las estrellas parecen inmóviles (aunque por supuesto no lo son), y forman, observado desde nuestro planeta, un fondo fijo de estrellas sobre la bóveda celeste. Las civilizaciones antiguas observaron el cielo y agruparon algunas de estas estrellas formando las constelaciones.
El Sol, en su camino a través del espacio, sigue una línea que aparentemente atraviesa ese fondo fijo de estrellas, volviendo al punto inicial y repitiendo el camino cada año.
Los astrólogos dividieron ese fondo fijo en 12 partes o constelaciones, y asignaron a cada una un signo zodiacal con el nombre de la constelación que estuviera transitando el Sol en ese momento.
Y esta es una de las claves para comprender la falsedad de la astrología: las constelaciones son una construcción artificial y arbitraria del ser humano, un juego de unir puntos en el cielo para dibujar formas imaginarias. Las estrellas que forman una constelación pueden no tener relación alguna entre ellas, y en muchos casos se encuentran a años luz unas de otras. Las constelaciones no existen en sí mismas, son siluetas virtuales creadas por las civilizaciones antiguas. Ellos unieron las estrellas con líneas imaginarias, y dibujaron un león, un toro o un cangrejo. Si las hemos mantenido hasta hoy ha sido por pura tradición histórica y cultural.
Siendo así, la base de la astrología cae por su propio peso. Pero aún hay más.
Se da la circunstancia que el eje de la Tierra está ligeramente desplazado respecto del plano que marca la órbita alrededor del Sol, lo que ha provocado, con el paso del tiempo, que las fechas durante las cuales el Sol recorre las constelaciones se hayan modificado. El desfase actual es de muchos días, y hasta dentro de unos 23.500 años las fechas no volverán a coincidir con las originales. Por ejemplo, a alguien nacido el 6 de octubre de 2011 le correspondería, según el Zodiaco, el signo de Libra, cuando en realidad ese día el Sol transita por Virgo. Y es más, esa inclinación también ha provocado que durante 19 días el Sol no recorra ninguna de las 12 constelaciones del horóscopo, sino otra. La denominada Ofiuco, un personaje mitológico. De ahí toda la polémica surgida recientemente con la inclusión o no del treceavo signo. ¿Qué pasa con las personas nacidas en esas fechas? ¿No tienen signo zodiacal? ¿Y qué hace la astrología respecto a eso? Obviarlo. Normal, pues incluir ese nuevo signo representaría admitir 2.500 años de engaño.
En fin, existe una larga lista de argumentos en contra de la astrología, pero el poco espacio de este artículo no me permite enumerarlos todos.
Espero que al menos estas breves líneas hayan servido para que mandéis a paseo a cualquier charlatán que os intente leer vuestra carta astral, y que os diga que hoy tendréis un mal día en el trabajo porque vuestro ascendente Venus está en Sagitario, o cualquier chorrada parecida.
No sé si es posible predecir el destino, y no sé si ya está escrito (aunque tengo la esperanza de que no), pero sí sé que la astrología no conoce ni puede conocer la respuesta. Así que por favor no dejéis que influya en vuestro comportamiento, en vuestras decisiones y, en definitiva, en vuestra vida.